A mediados de junio se lanzó este proyecto de desarrollo colaborativo de escudos faciales liderado por, Fundación Chile, el FabARQ de la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Sebastián y el Hospital San Juan de Dios, que logró entregar un total de 7.000 escudos faciales, 5000 al mismo hospital para ser distribuido en otros servicios de salud y 2000 a la red de recicladores primarios.
Daniel Ortiz, CEO de proFábrica comentó que “como parte del equipo y académico USS, me tocó liderar el proceso de diseño y coordinar con el Hospital San Juan de Dios la validación de los prototipos para pasar a la producción. Lo interesante de estos escudos, es que a pesar de su aparente simpleza, incorpora importantes innovaciones que impactan en varios aspectos de su ciclo de vida”. Con esto el arquitecto se refiere principalmente a pliegues estructurales que rigidizan la careta y disminuyen considerablemente la distancia con la cara y cuello, por ende, el riesgo de contaminación por esta vía.
Agrega que el objetivo principal del proyecto es alcanzar los más altos estándares de seguridad y usabilidad posibles y eso se logró trabajando estrechamente con el equipo médico del hospital liderado por Solange Valenzuela, gracias a lo cual pudieron incorporar innovaciones en el diseño del escudo. Al mismo tiempo, se preocuparon especialmente de la comodidad de éste, considerando que debe ser utilizado en largos turnos de trabajo. En este aspecto se puso particular atención en el diseño del cintillo que está en contacto con la cabeza y en mantener el peso lo más bajo posible.
Por otra parte, se decidió trabajar solo con un material en formato de lámina que permitiera alta productividad y flexibilidad productiva, es decir, fabricación mediante múltiples métodos, ya sea por corte láser, troquel o corte manual, y que el fin de su vida útil fuera completamente reciclable con un mínimo esfuerzo.
Otra de las grandes ventajas de estos escudos faciales es que al no utilizarse materiales porosos, pueden ser sanitizados y reutilizados en múltiples turnos.
«Una característica importante de estos protectores es su velocidad de fabricación. Para esto se diseñó un sistema de anclajes y ajustes simples que se ejecutan en un solo paso de la máquina. Lograr esto fue un gran desafío porque mantuvimos a la vez un óptimo nivel de usabilidad”, dijo el fundador de proFábrica.
El escudo puede ser transportado completamente plano para ser armado en su destino, lo que disminuye mucho el costo y las complejidades logísticas de transportar volúmenes. En una caja muy pequeña puede viajar un contingente enorme de escudos, más de 500. Para estos efectos, Daniel Ortiz comenta que “fue importante el mantener la cantidad de piezas al mínimo, en este caso sólo 2, en lugar de 3 o 4 que es lo más común, sin afectar la productividad del modelo al ser hecha la cabida en el material base (pliego de PET)”.
Ortiz agregó que “hoy en proFábrica estamos produciendo una nueva partida de escudos y ya llevamos la fabricación de 4.000 unidades aproximadamente, que se ofrecerán al público general. A pesar de que por sus características, es un producto ideal para las instituciones de salud, es adecuado para diversas situaciones donde se requiera un nivel de protección extra al de la mandatoria mascarilla. Se venden en packs o al por mayor”.
Para quiénes estén interesados en este producto, el mail de contacto es: hola@profabrica.cl