Una de las dudas más frecuentes para los emprendedores es acerca de la financiación startup existente en la región. De acuerdo con los resultados del informe publicado por la OCDE, Startup América Latina. Construyendo un futuro innovador, “la percepción de América Latina como lugar para emprender e innovar gana cada vez más fuerza”.
Y Chile es líder del sector, pues el reporte del GEM 2018-2019, indica que el 47.2% de los emprendedores en etapa inicial (menos de 42 meses) se declaran innovadores, es decir, adelantan negocios cuyos productos/servicios son nuevos y para los cuales no hay o hay pocos competidores.
Lo anterior, es una importante noticia para el desarrollo económico y social del país. De ahí que cada día sean más las opciones que tienen los emprendedores para obtener recursos para sus empresas emergentes, entre las cuales cabe señalar las siguientes:
Es la alternativa para financiación startup más buscada porque suele aportar mediante fondos y concursos públicos, recursos importantes que, en muchos casos, son no reembolsables o libres de participación y perks. Además, el capital casi siempre viene acompañado de coaching, espacios físicos de trabajo y acceso a redes de contactos.
Entre los programas de mayor impacto es posible señalar:
Hacen referencia a organizaciones especializadas en proporcionar a los emprendimientos en sus etapas más iniciales, las herramientas que requieren para ser desarrollados: capital, redes de contactos, espacios físicos, asesorías y servicios técnicos, legales, administrativos y publicitarios.
En otras palabras, permiten llevar los proyectos de negocio del papel a la realidad. Por lo cual tienen un gran impacto en el ecosistema emprendedor del país. De hecho, un reporte de Corfo de 2018, señala que en 2017 las incubadoras apoyadas por la estatal poseían 1236 proyectos en su portafolio y registraron ventas por $52.900 millones.
Entre las incubadoras de empresas chilenas se encuentran:
A diferencia de las incubadoras, estas entidades no apoyan emprendimientos desde su génesis, sino aquellos que, aunque se encuentren en etapas iniciales ya están en marcha. Su objetivo es inyectarles el capital necesario para impulsar su crecimiento, usualmente a cambio de una participación en el negocio.
Junto al capital, proporcionan espacios de trabajo con acceso a mentores y redes de contactos, brindándoles la oportunidad de presentarse ante inversores y capital de riesgo.
Es el caso de MASISA Lab que se encarga de impulsar proyectos que generen ideas para el sector del diseño, la construcción y la arquitectura.
Se trata de otra alternativa de financiamiento para startup privada. Consiste en que personas naturales o jurídicas aportan capital a cambio de beneficios futuros. Al igual que las incubadoras y las aceleradoras, también proporcionan asesoría con el fin de disminuir el riesgo de la inversión.
De las más novedosas opciones de financiación startup. Se trata del denominado financiamiento colectivo, donde el emprendedor, a través de una plataforma online (como Kickstarter), obtiene los recursos para el desarrollo del proyecto de grupos de inversionistas. En ocasiones los fondos son entregados a manera de donación, en otras como inversión a cambio de un ROI determinado.
Según la Encuesta Radiografía del emprendimiento en Chile 2018, elaborada por la Asech, 13.1% de los emprendedores señalaron el problema para conseguir financiamiento como una de las principales causas del fracaso de sus proyectos. Es de esperar que las alternativas anteriormente mencionadas sigan creciendo y extendiendo su alcance para reducir esta cifra.