Para todos ha sido complejo adaptarse a vivir bajo una pandemia, nadie se lo esperaba. Debo reconocer que a principios de año miraba con distancia la posibilidad que hubiera un impacto tan profundo en todos los ámbitos de nuestra vida por un virus cuyo origen estaba en China, pero a partir del 16 de marzo todo cambió y nos tuvimos que adaptar, tanto en lo personal como en lo profesional.
Nosotros como MASISA Lab también tuvimos que adaptarnos y reorganizar nuestras prioridades, enfocándonos principalmente en dos grandes caminos:
En lo inmediato, la industria de la construcción se vio rápidamente afectada, principalmente por las restricciones de movimiento en proyectos en ejecución, justamente en el eslabón de la cadena de valor más estresado por costos y plazos. Sin embargo, con el correr de las semanas hemos visto cómo se retoman las especificaciones, el desarrollo de nuevos proyectos y aparecen órdenes de compra que parecían perdidas. Obviamente, con más cautela y cuidando los recursos, pero la industria muestra señales de querer seguir avanzando. .
Nadie sabe cuándo y cómo se retomará la normalidad. Por más estimaciones que se hagan, mientras no exista una vacuna, todo puede pasar. Hay que reconocer que el impacto económico será profundo, pero también debemos tener presente el déficit de vivienda que existe en Chile y Latinoamérica, y que la industria de la construcción es muy relevante para el desarrollo de los países, por lo que no puede parar. Debemos estar preparados para el efecto “rebote”, donde se necesitará más que nunca el desarrollo de innovaciones que solucionen los grandes problemas y contribuyan a recuperar lo perdido. Hoy más que nunca se hará visible y necesaria la tan mencionada colaboración entre empresas y startups, y el ecosistema se verá fortalecido con los aprendizajes y aportes que cada uno logre sacar en limpio después de esta imprevisible pandemia.
Mauricio Matus
Jefe de innovación Masisa y MASISA Lab